Muchísimas personas de Banesville creían que la linda Cora Spindler era una asesina que había matado a sangre fría, y con perversa deliberación, a su marido, Fred. Naturalmente, no hubo pruebas. De hecho, nunca tuvo lugar una acusación legal de aquel crimen, ni nadie, abiertamente, la había culpado de ello. Ni siquiera existía la evidencia de un motivo concreto.
Era cierto que el difunto Fred Spindler tenía un seguro de vida de diez mil dólares. Sin embargo, casi todo el mundo tiene un seguro de vida, ¿no es verdad? Incluso ella misma, Cora, tenía un seguro de cierta importancia. Además, todo el mundo se muere a la corta o la larga, ¿no es verdad? Por una o por otra causa...
El bueno de Fred, con un empleo fijo y otro empleo en horas extraordinarias, llevaba a casa unos diez mil al año, de modo que, ¿para qué librarse de él? ¿Por qué matar una gallina con un único huevo de oro y, por consiguiente, poner fin repentino a todo el potencial? Realmente no sería práctico, ¿no es verdad?
Al parecer, Fred había muerto de una sobredosis de píldoras para dormir. Trabajando en dos empleos, como hacía, había estado ayudando a la naturaleza desde hacía algún tiempo tomando píldoras. Siempre estaba cansado, exhausto, agotado al máximo. Incluso una dosis normal, que le atrapase en un momento de extremo agotamiento, hubiera bastado, sin duda, para enviarle al hoyo.
Cora había trabajado, parte del día, durante dos o tres años, en la farmacia de Simm Bentley. En ese tiempo, naturalmente, se había familiarizado con la farmacopea diversa de los estantes y con sus propiedades terapéuticas, buenas y malas. Cuando Fred necesitaba píldoras, ella se las llevaba. Cosa muy natural, ya que trabajaba en un establecimiento farmacéutico, que era además, el único de la ciudad.
Pero - según expuso Ben Roberts, el alguacil de la ciudad, cuando los rumores continuaron propagándose - no se puede andar por ahí haciendo autopsias y arrestando gente por sospechar que haya habido crimen cada vez que muere un cónyuge. Eso sería arrojar una nube maldita sobre todo el que pierde a un ser querido. ¡Una situación intolerable! Y, de todos modos, en este caso, ¿cuál sería el motivo? Sin embargo, en una pequeña ciudad como Banesville existen tantas mentes suspicaces como habitantes. Yo no sé qué sera; pero algunas personas parecen disfrutar teniendo algo morboso de que hablar, y parecen obtener un extraño placer en hundir un poco a los demás siempre que se les presenta la ocasión. De modo que el rumor continuó: Cora era una asesina. Ella se había cargado a su marido, de una manera o de otra, con motivo o sin él.
Después, cuando había transcurrido poco más de un año de la defunción de Fred, cuando Cora de pronto se casó con su jefe, Simm Bentley, propietario de la farmacia y uno de los principales hombres de negocios de la ciudad, las sospechas se solidificaron. ¡Allí estaba el motivo, tan evidente como su nariz!
- Pero, veamos - argüía el alguacil Roberts, ligeramente irritado -, es muy natural que se hayan casado. Hace mucho tiempo que se conocen, por trabajar Cora en la tienda y todo eso. Simm había perdido a su mujer hacía dos o tres años, ¿no es cierto?, y vivía totalmente solo, ¿no es cierto? Si alguien necesitaba una esposa, era él, ¿no es verdad? Bueno, ¡Pues ahí lo tenéis!
Sí, Simm había perdido a su mujer, de acuerdo. Había muerto de una extraña enfermedad que el doctor Bronson no había sabido diagnosticar a tiempo. Oh, cierto, el doctor Bronson había intentado desesperadamente salvarla; no cabía duda alguna acerca de ello. Lo intenó con distintas recetas, que el propio Simm Beantly preparaba en la farmacia, siendo un farmacéutico licenciado y colegiado. Sin embargo, ninguno de sus esfuerzos consiguió los resultados apetecidos, y no quedó nada por hacer, sino escribir el certificado final: "Muerte debida a causas naturales".
Inmediatamente después de su casamiento con Simm, Cora había dejado de trabajar en la tienda y se ocupó en preparar su hogar feliz para su nuevo marido. Las cosas parecían irles muy bien, y Simm contrató una ayudante a horas para la tienda: una linda y simpática jovencita veinteañera. Todo el mundo se sentía bastante satisfecho al ver que las cosas le iban bien a Simm, después de su tragedia. Habiendo vivido solo durante los últimos años, se merecía compañía y una vida hogareña confortable, ¿no es verdad?
No obstante, algunas personas todavía eran algo escépticas en cuanto se refería a Cora. Sobre ella todavía se cernía una nube. Como he dicho antes, en una pequeña ciudad como Banesville existen casi tanta mentes suspicaces como personas. Nadie hablaba de ello abiertamente, claro está; pero uno podía sentirlo como flotando en el ambiente. ¿Sufriría quizá Simm, a la corta o a la larga, la misma suerte que Cora había destinado a su primer marido, Fred? Sí, uno podía sentir que en el ambiente flotaba una especie de presentimiento.
Ignoro si Cora lo percibía o no; pero, si era así, no lo daba a entender a nadie. Continúo preparando una buena casa para Simm y haciendo todo lo posible por mantenerle feliz, hasta que de pronto se puso enferma. El doctor Bronson fue llamado inmediatamente, y acabó diagnosticando que Cora padecía una enfermedad similar a la que había terminado con la primera mujer de Simm. Naturalmente, todo el mundo sintió lástima del farmacéutico e intervinieron e hicieron todo lo posible por ayudarle. El doctor Bronson hizo algunas recetas para que Simm las preparase; pero, bueno, supongo yo que así son a veces las cosas. El doctor Bronson ya no pudo hacer más que declarar en el certificado que la muerte de Cora había sido debida a causas naturales. Simm, naturalmente, se llevó un gran disgusto, y durante algún tiempo estuvo muy abatido. Ciertamente, Simm había recibido el seguro de su primera esposa y después el de Cora, junto con los diez mil dólares que ella había recibido de Fred, más algunas cosillas de acá y de allá; pero todo eso, en realidad, era una pequeña compensación que no podía paliar la tragedia que se había cernido sobre su vida, ¿no es verdad?
Las cosas han cambiado y serás mejores para Simm. Por lo menos, así lo espera todo el mundo. Su tercera mujer, esa linda jovencita que había ocupado el empleo parcial de Cora en la tienda, parece estar haciendo todolo que puede para hacerle feliz y proporcionarle una cómoda vida hogareña, y Simm ha encontrado finalmente otra ayudante a horas para la tienda, un pequeña pelirroja recién salida de la universidad. Sí, las cosas parece que le van muy bien a Simm. Todo el mundo habla todavía de Cora, sin embargo. Pero, bueno, usted ya sabe lo que pasa cuando las sospechas comienzan en una pequeña ciudad como Banesville...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El tesoro escondido (Gran Bretaña)
Un campesino muy pobre soñó durante tres noches seguidas que debajo de una roca, cerca de su casa, estaba enterrado un tesoro. En aquel sue...
-
La ayuda a un familiar de su jefe, llegado de la India, dio un fatal giro a su vida. Al final se produjo la tragedia. Hortensia Rodríguez...
-
Durante el otoño del año 1827, mientras residía cerca de Charlottesvitrabé relación por pura casualidad con Mr. Augustus Bedloe. Este joven ...
-
Sería imposible explicar con exactitud por qué los dos hombres eligieron a la anciana Mrs. Hartman como su víctima. Quizá fuera por su evide...
No hay comentarios:
Publicar un comentario